lunes, 23 de mayo de 2011

Santa Rita 2011

SANTA RITA


LAS ABEJAS.


Desde su nacimiento Dios tenía designios especiales para Rita. Cuando era bebé, mientras dormía en una cesta, abejas blancas se agrupaban sobre su boca, depositando en ella la dulce miel sin hacerle daño y sin que la niña llorara para alertar a sus padres. Uno de los campesinos, viendo lo que ocurría trató de dispersar las abejas con su brazo herido. Su brazo se sano inmediatamente.
Después de 200 años de la muerte de Santa Rita, algo extraño ocurrió en el monasterio de Cascia. Las abejas blancas surgían de las paredes del monasterio durante Semana Santa de cada año y permanecían hasta la fiesta de Santa Rita, el 22 de Mayo, cuando retornaban a la inactividad hasta la Semana Santa del próximo año. El Papa Urbano VIII, sabiendo lo de las misteriosas abejas pidió que una de ellas le fuera llevada a Roma. Después de un cuidadoso examen, le ató un hilo de seda y la dejó libre. Esta se descubrió mas tarde en su nido en el monasterio de Cascia, a 138 kilómetros de distancia. Los huecos en la pared, donde las abejas tradicionalmente permanecen hasta el siguiente año, pueden ser vistos claramente por los peregrinos que llegan hoy al Monasterio.


Santa Rita de Casia 22 de Mayo

jueves, 5 de mayo de 2011

Senderismo en Extremadura



RUTA DEL RISCO GRANDE





PICO SAN GREGORIO - SANTA CRUZ DE LA SIERRA - CACERES

Distancia: 6Km.


Caminando (ida y vuelta)
DURACIÓN: 3 Horas
Dificultad: Escasa
Época recomendada: Primavera y otoño.


Documentación y señalización del recorrido:


ASOCIACION CULTURAL PEÑA SANTA CRUZ DE LA SIERRA

Si te encuentras en la Casa Rural Casa del Conde, en la plaza encontrarás este cartel informativo del recorrido, desde donde puedes partir:

Iniciamos nuestra ruta, dejando a la izquierda las ruinas del Convento de San Agustín (s. XVII), que en un tiempo lejano albergó a los frailes Agustinos Recoletos.

Todo nuestro recorrido se efectuará por caminos y veredas debida­mente señalizados por trazos blancos y verdes.

Seguimos la marcha por una angosta calleja flanqueada por paredes de piedra y vegetación típica de bosque y matorral mediterráneo, hasta llegar a la pared de la Sierra- que debemos saltar- para transitar por veredas que conducen en un primer momento a encontrarnos con los "Hacederos de Abajo"-veneros de agua donde poder beber y refrescarnos- para seguir nuestro itinerario y alcanzar los "Hacederos de Arriba" situados a media ladera.

Destaca esta zona por una espesa vegetación rica en helechos, moreras, acebuches, majuelos, zarzas, retamas, etc., en la que podemos apreciar la red de cañería de piedra de grano labrada y al descubierto. Esta red de canaletas, presumiblemente romanas, era utilizada en otros tiempos para bajar el agua desde la Sierra a la plaza del pueblo, vertién­dola en dos pilares.

Retomamos el itinerario, esta vez entre escobas y retamas, siguiendo el plano inclinado que nos marca el trazado por la cara norte de la Sierra en dirección este-oeste, para adentrarnos por un desfiladero natural, donde nos encontramos con un camino empedrado ó Antigua Calzada, tal vez romana en su origen.

Siguiendo la calzada, desfilare­mos por el "Cancho de la Misa" y la estela del menhir situado junto a él, sirviendo ambos de centinelas para la entrada del que llamaríamos "Campo Sagrado", destacando en él la gran Necrópolis, sin olvidar lo que muchos investigadores recono­cieron como altares y piedras de sacrificio - situados a ambos lados de la meseta- pertenecientes a civili­zaciones prehistóricas.

Podemos realizar la subida al Risco Chico desde la parte más elevada de esta meseta, culminando la escalada en una corona de rocas gigantescas a modo de almenas, apreciándose en la roca más alta un hueco de forma regular llamado "La Silla del Moro".


Dejando a nuestra izquierda el Risco Chico (738 m. altitud), conti­nuamos el ascenso hacia el Risco Grande (844 m.) situado al poniente, atravesando antes el llamado "Valle de los Lirios", donde encontraremos los restos de un antiguo poblado que mira al saliente.

Continuando con nuestra subida a la Pingorota del Risco de San Gregorio -donde la vista se pierde observando la penillanura trujillana al norte, el valle del Guadiana al sur, las VíIluercas al levante y al oeste las sierras de Montánchez- encontramos en su cima el llamado "Aljibe", al igual que vestigios de una antigua Fortaleza diseminados a su alrededor, además de nuevos restos de otro poblado, situado en este caso en la planicie del poniente, que bien pudo haber constituido -en aquella época remota- un solo núcleo de población junto con los del anterior poblado del saliente, extendiéndose en su caso, desde el recinto sagrado y de norte a sur, por la parte oriental de la montaña, formando un semicírculo.

Sin lugar a dudas, todo aquel poblado existente antaño, fue aprovechado por la posterior llegada de los árabes a nuestra Sierra, beneficiándose de todo el material útil que encontraron a mano, junto con los muros que existían ya levantados, reedificando con nuevos materiales todo el conjunto para utili­zarlo como defensa y baluarte contra el ejército de la Reconquista.

Aprendamos a conocer, disfrutar y cuidar nuestra historia y lugares de interés. Algunos de ellos, desgraciadamente, no se encuentran en el mejor estado de conservación y promoción turístico-cultural posiblemente porque ¿hay quien carece de la sensibilidad necesaria o no son capaces de ver el valor de estos lugares?